Asociación Nacional de Técnicos Superiores en Dietética – TSD

Nutrición en la tercera edad

ASNADI da un paso al frente y establece las claves para una Evaluación Nutricional en la Tercera Edad efectiva

GE Tercera Edad. Coordinadora: María Francisca Martínez Ojea.
Participan: Ana Moreno Peña, Cantia Gutiérrez Cantero, José Ramón Muñoz Valero, Mª Francisca Martínez Ojea, María Mar López Peñalver y Rosalía Bomcompte Balagué.

Introducción

La Evaluación Nutricional en la Tercera Edad es clave para garantizar la calidad de vida de este grupo de edad, y dicha valoración debe tener en cuenta factores que pueden afectar al estado nutricional, cambios fisiológicos y posibles comorbilidades.

Palabras clave: Evaluación Nutricional Tercera Edad, Valoración Nutricional Persona Mayor, Estado Nutricional
Tercera Edad, Historia Clínica Tercera Edad, Valoración geriátrica Global, Desnutrición en la Tercera Edad, Sarcopenia en la Tercera Edad, Herramientas Tamizaje Nutricional.
Key words: Nutritional Evaluation for the Elderly, Nutritional Assessment for de Elderly, Nutritional Estatus of the Elderly, Medical History for the Elderly, Global Geriatric Assessment, Malnutrition in the Elderly, Sarcopenia in the Third Age, Nutritional Screening Tools

1. CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL ENVEJECIMIENTO

La velocidad del envejecimiento depende de factores genéticos, biológicos, ambientales, psicológicos y sociales. En esta primera parte del artículo estableceremos cuáles son los principales cambios fisiológicos que pueden influir en el estado nutricional de la persona mayor.

a) Piel: factores genéticos y ambientales pueden reducir la capacidad de regeneración celular y originar cambios en la función de la dermis y epidermis.

– En la consulta: Identificar lesiones que puedan generar estados agudos y aumentar los requerimientos de energía y nutrientes específicos, así como identificar signos de carencias nutricionales

b) Sistema respiratorio: relación directa con el desarrollo de sarcopenia.

– En la consulta: La depleción muscular que se puede presentar en la persona adulta mayor supone un factor de riesgo para el control respiratorio. El objetivo nutricional será mitigar la pérdida grande de masa muscular, fomentar una disminución del tabaquismo y estimular la práctica de actividad física acorde a la capacidad de la persona con el fin de mantener la masa muscular.

c) Sistema cardiovascular: pérdida progresiva de células musculares aumentando la probabilidad de fibrilación auricular, incremento de depósitos de calcio y fibrosis de la válvula mitral que afecta a su funcionamiento normal y favorece la aparición de insuficiencia cardíaca, ausencia de vasodilatación periférica, entre otros.

– En la consulta: Considerar factores de riesgo cardiovascular adicionales a la ingesta de alimentos ricos en sodio, azúcares simples, grasas saturadas y trans, detectadas en la evaluación clínica y la anamnesis alimentaria.

d) Sistema óseo: cambios en el tejido óseo modulados por factores genéticos, hormonales, ambientales, de actividad física y de recambio óseo.

– En la consulta: Identificar hábitos alimentarios en relación con el contenido en Vitamina D y calcio, así como el peso o la práctica de actividad física.

e) Sistema muscular: disminución de la masa muscular que puede generar alteraciones que dificulten la capacidad funcional, favoreciendo la aparición de sarcopenia, ligada directamente con procesos de osteoporosis y diabetes. En la consulta: Observar el estudio antropométrico y la pérdida de peso a expensas del tejido muscular, así como signos de depleción que sugieran desnutrición. De igual manera indagar sobre el consumo de proteínas de alto valor biológico y la práctica de actividad física.

f) Sistema digestivo: cambios que pueden afectar y generar limitación en el consumo de alimentos tales como: atrofia de las papilas gustativas, cambios en la percepción de los sabores, deterioro y pérdida dental, reducción en la producción de saliva, xerostomía, alteraciones en la deglución, retraso en la motilidad gástrica, aclorhidria, aumento de la saciedad precoz, entre otros muchos.

– En la consulta: Identificar cambios a nivel sensorial y orofaríngeo con el fin de poder intervenir en la modificación de la textura y sabor que permitan un consumo diario adecuado. Asimismo, indagar sobre otros síntomas gastrointestinales con el fin de ajustar la composición nutricional de la dieta pautada.

g) Sistema nervioso: reducción de los neurotransmisores que genera alteraciones en el humor, memoria y función motora.

– En la consulta: Evaluar la seguridad de las mediciones y si existe dificultad de comunicación, el cuidador será quién nos proporcione información sobre antecedentes de salud e ingesta y a quién irán dirigidas las recomendaciones.

h) Función renal: causas fisiológicas y patológicas como la diabetes, hipertensión arterial, tabaquismo, etc.

En la consulta: Si hay enfermedad renal estudiar el consumo de líquidos y alimentos fuente de calcio, potasio y fósforo en la evaluación dietética, así como evaluar datos clínicos de tasa de filtrado glomerular. Se recomiendan solo restricciones dietéticas en individuos con una patología diagnóstica específica que requiera un manejo dietético concreto.

i) Composición corporal: cambios tanto en la masa muscular, masa grasa, masa ósea y agua corporal.

j) Peso y talla: modificaciones en la estructura corporal. Se estima una reducción de la talla de 1 centímetro por década.

– En la consulta: Los resultados son determinantes para conocer el estado nutricional e indispensables para orientar el tratamiento dietético-nutricional de acuerdo con la clasificación nutricional obtenida.

2. EVALUACIÓN NUTRICIONAL EN LA PERSONA ADULTA MAYOR

La valoración del estado nutricional en una persona mayor debe ser un procedimiento diagnóstico multidimensional e interdisciplinario. Asimismo, debe ser capaz de cuantificar problemas médicos junto con la capacidad funcional y psicosocial de la persona mayor con la intención de elaborar un plan dietético nutricional personalizado para optimizar su salud y calidad de vida.

Establecer una valoración nutricional adecuada requiere de un estudio pormenorizado de diferentes parámetros y/o circunstancias que deberán quedar reflejados en la historia clínica del paciente. En dicha valoración deberán estar incluidos:

A) Valoración geriátrica integral: en ella se deben valorar diferentes especialidades que podrán afectar de alguna manera en el estado nutricional de la persona adulta mayor. Entre estas valoraciones se encuentran:

– La capacidad funcional (fragilidad, actividades básicas de la vida diaria…).

– El estado nutricional y seguimiento de parámetros antropométricos y prácticas alimentarias.

– Estructuras dento-maxilofaciales y funcionalidad.

– Salud auditiva y comunicativa.

– Salud visual.

– Función mental, emocional y social.

– Sucesos vitales y su influencia en la salud.

– Dinámica familiar, contexto social y redes de apoyo social y comunitario

– Pruebas de tamizaje para detección temprana de alteraciones en la salud.

Tener en cuenta todas estas cuestiones en la práctica clínica garantiza que las pautas dietéticas ofrecidas puedan llevarse a cabo y por lo tanto, que el estado nutricional de la persona sea el adecuado.

B) Antecedentes personales previos y actuales incluyendo patologías no relatadas: todas aquellas situaciones, condiciones o eventos previos que puedan relacionarse con el estado nutricional actual. En cuanto a las patologías más prevalentes asociadas a este grupo de edad encontramos: hipertensión arterial, artritis/artrosis, diabetes, enfermedad isquémica, osteoporosis, cáncer o enfermedad cerebrovascular, sin obviar otras patologías prevalentes no relatadas como incontinencia, depresión, alteraciones auditivas o visuales, anorexia, pérdida de peso involuntaria, alteraciones en la marcha, caídas, úlceras por presión o el deterioro cognitivo.

  • Tratamiento farmacológico: deberá incluir también el no identificado como tal (hipnóticos, laxantes…) y su dosificación, para poder establecer potenciales interacciones entre los efectos secundarios del tratamiento y el estado nutricional del adulto mayor (interacción fármaco-nutriente, interacción fármaco fármaco, e interacción fármaco-estado nutricional).

C) Valoración de la ingesta dietética: estudio dietético de macro y micronutrientes tanto a nivel cualitativo como cuantitativo.

Esta evaluación es esencial en la valoración del riesgo de desnutrición precoz, por lo que supone una herramienta básica en su prevención (en etapas iniciales, ni los screenings, ni los tamizajes nutricionales ni los datos bioquímicos son predictivos, puesto que tardan más tiempo en manifestarse).

MÉTODOS DE VALORACIÓN DE LA INGESTA
Prospectivos Registro alimentario
Retrospectivos Registro 24 horas
Registro 3 días
Frecuencia de consumo de alimentos
Historia dietética

Fuente: Elaboración propia

Podemos clasificar los métodos de valoración de la ingesta en:

  • Prospectivos: registro alimentario: (registro de todos los alimentos, bebidas ingeridos a lo largo del día durante un período de tiempo concreto, habitualmente de 1 a 7-10 días).
  • Retrospectivos:

– Registro de 24 horas: para que sea una herramienta eficaz son necesarias diferentes repeticiones como mínimo, tres, puesto que un único día no tiene en cuenta la variabilidad entre días. 

– Registro de tres días.

– Frecuencia de consumo de alimentos: información cualitativa del consumo de alimentos, en frecuencia de veces por día, semana o mes. Además, es necesario evaluar las cantidades a través de medidas caseras, fotografías, etc. para que la evaluación sea lo más precisa posible.

– Historia dietética: permite conocer la dieta habitual del sujeto a través de preguntas abiertas sobre la ingesta habitual tomando como referencia el último mes. 

  • Existen cuestionarios específicos para el adulto mayor de valoración de la ingesta como son: el Cuestionario de Hark y Deen, en el cuál a través de 11 preguntas sobre el ritmo y modo de consumo de los alimentos, así como la calidad nutricional, a través del análisis de consumo de alimentos fuente de nutrientes específicos. Otro será el cuestionario propuesto por la SGG (Sociedad de Geriatría y Gerontología) y validado en el 2017 en el cual se estudian 23 preguntas separadas en dos secciones (hábitos saludables y no saludables).
  •  

D) Valoración antropométrica y de composición corporal: permite estudiar el estado nutricional y de salud general a partir de la medición de distintos parámetros:

  • Peso: medida de control evolutivo, siempre a la misma hora y bajo las mismas condiciones, comparándolas con tablas validadas sobre percentiles de peso en población origen. 

– Indicador de desnutrición: pérdida de peso involuntaria del 5% en un mes, 10% en seis meses o 4% en un año.

  • Talla: de pie con los talones, glúteos, espalda y región occipital en contacto plano vertical con el tallímetro, en inspiración profunda para compensar el acortamiento de los discos intervertebrales.

– Si no fuese posible (paciente encamado o en silla): Fórmula altura/rodilla/talón de Chumilea

– Hombre: (2.02 x altura rodilla) – (0.04 x edad) + 64.19

– Mujer: (1.83 x altura rodilla) – (0.24 x edad) + 84.88

  • IMC: peso/talla2; una puntuación por debajo de 20 aumenta considerablemente tanto la mortalidad como el riesgo de aparición de un accidente cardiovascular.
  • Pliegues cutáneos: cantidad del tejido adiposo subcutáneo (la presencia de flebitis o edema puede interferir en los resultados). Existen tablas validadas sobre percentiles en población de referencia para diferentes pliegues cutáneos:

– Tricipital

– Suprailíaco

– Subescapular

  • Perímetros: perímetro braquial comparando al sujeto respecto a los percentiles de población de referencia.
  • Composición corporal: cambios a tener en cuenta a la hora de realizar la valoración nutricional:

– Disminución del agua corporal total entre un 10-15%: por tanto, hay que considerar tanto la vulnerabilidad a la deshidratación como las alteraciones renales que pueden ocasionar una sobrecarga de solutos.

– Aumento y redistribución de la grasa corporal, se producen cambios hormonales fisiológicos como la disminución de la producción de testosterona y la hormona del crecimiento. La distribución de la grasa en la región abdominal aumenta y disminuye en extremidades.

– Disminución de la masa magra con la consiguiente pérdida de fuerza que puede derivar en una sarcopenia.

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS EN SARCOPENIA
1. Baja fuerza muscular
(pruebas de fuerza-agarre o prueba elevación de la silla)
SARCOPENIA PROBABLE
2. Baja calidad o cantidad muscular DIAGNÓSTICO CONFIRMADO
(necesidad información adicional)
3. Bajo rendimiento físico
(velocidad de la marcha/batería corta de rendimiento físico)
SARCOPENIA GRAVE
(Cumplimiento de los criterios 1, 2 y 3)

– Disminución de la masa ósea debido a cambios en el metabolismo óseo y endocrino, ingesta deficitaria de calcio, disminución de la Vitamina D, etc. Esta situación puede provocar una osteoporosis senil con un aumento del riesgo de fracturas y de la morbimortalidad.

– Técnicas de valoración de la composición corporal: densitometría, agua corporal total, potasio corporal total e impedancia bioeléctrica, la cual permite conocer el porcentaje de agua corporal, masa libre de grasa y masa grasa total.

E) Factores de riesgo, signos a detectar:

FACTORES DE RIESGO-SIGNOS A DETECTAR
Ingesta oral deficiente
(dejar un 25% del plato en la comida o mayoría de las comidas
Edad superior a los 75 años
Dependencia para comer Problemas de masticación o deglución
Fracturas óseas Pacientes encamados
Tener dos o más patologías crónicas Deterioro cognitivo/demencia
Depresión Disfagia
Recibir medicación ansiolítica Situaciones de aislamiento social
Viudedad, separación o divorcio Ausencia de descendientes
Recursos económicos limitados Altas hospitalarias frecuentes
Pluripatología Polifarmacia
Pobre autoestima Limitada o inexistente actividad física
Deprivación sensorial Existencia de cuidador estresado o cansado

Fuentes: valoración Nutricional en el anciano Guía SENPE/SEGG y Valoración nutricional en la persona adulta mayor Ministerio Sanidad 2021

VARIABLES PREDICTIVAS - ESTADO FRAGILIDAD EN EL ADULTO MAYOR
Pliegue tricipital o perímetro braquial situados en un percentil menor de 10
Al menos dos de los siguientes parámetros situados en valores inferiores a la normalidad Albúmina menor de 3,5 mg/dl
Transferrina plasmática menor a 150 mg/dl
Recuento linfocitario en sangre periférica menor de 1500 mm3

Fuentes: valoración Nutricional en el anciano Guía SENPE/SEGG y Valoración nutricional en la persona adulta mayor Ministerio Sanidad 2021

F) Parámetros bioquímicos:

  • Proteínas viscerales:
    • Albúmina: vida media 20 días.
    • Transferrina: Vida media de 8 a 10 días.
      • Valores de 150-175 mg/dl: desnutrición leve.
      • Valores entre 100-150: desnutrición moderada.
      •  Valores menores de 100: Desnutrición severa.
    • Prealbúmina: vida media 2 días. En situaciones de demanda aumentada de proteínas, traumatismos o infecciones disminuye drásticamente.
  • Proteínas somáticas:
    • Creatinina: índice creatinina/altura (recogida orina 24h).
    • Recuento total de linfocitos: relacionando directamente inmunidad con el estado nutricional.
    • Colesterol: una disminución de los niveles séricos de colesterol total aumenta el riesgo de mortalidad (considerando desnutrición menos de 3.36 mmol/l).
  • Micronutrientes:
    • Selenio: su deficiencia aumenta el riesgo de algunos tipos de cáncer, artritis, infecciones, alteraciones en el estado de ánimo y disminuye el equilibrio antioxidante.
    • Vitamina B6 y B12: ambas participan en el metabolismo de la homocisteína y su déficit se asocia a estrés oxidativo, disfunción endotelial, enfermedad vascular y disminución de la función cognitiva.
    • Síndrome de fragilidad asociado a déficits de caroteno, retinol, hidroxivitamina D, Vitamina B6 y folato.
PARÁMETROS ALTERADOS NATURALMENTE POR EL ENVEJECIMIENTO
GLUCOSA Aumentada
CREATININA Reducida por la disminución de la masa magra coporal
ALBÚMINA Inferior a 0.5 g/dl
FOSFATASA ALCALINA Aumento en patologías leves asintomáticas

Fuentes: valoración Nutricional en el anciano Guía SENPE/SEGG

G) Cuestionarios de cribado nutricional, herramientas diagnósticas: se utilizan para detectar el riesgo nutricional y, en el caso de que el riesgo exista, en qué grado y qué pacientes pueden beneficiarse de un tratamiento nutricional concreto.

  • MNA (Mini Nutritional Assessment): diseñado especialmente para población anciana. Su objetivo es clasificar al sujeto en situación de desnutrición en riesgo de desnutrición o con buen estado nutricional.
  • NRS 2002 (Nutritional Risc Screening): diseñado para pacientes hospitalizados en unidades de agudos que podrían beneficiarse de una intervención nutricional.
  • MUST (Malnutrition Universal Screenig Tool): diseñado para identificar sujetos en riesgo de desnutrición estableciendo 3 categorías de riesgo (bajo, medio y alto)
  • VSG (Valoración Global Subjetiva): además del estado nutricional valora la capacidad funcional.
  • IRNG (Índice de riesgo Nutricional Geriátrico): evalúa el riesgo de malnutrición al detectar disfunción muscular en pacientes que podrían beneficiarse de soporte nutricional y rehabilitación física.

Conclusiones

Existe suficiente evidencia que confirma que la valoración nutricional del anciano debe tener unas características muy específicas debido a todos los factores y cambios fisiológicos, socioeconómicos, psicológicos, nutricionales y funcionales que influyen en su estado nutricional. Como dietistas, debemos tener muy claro que el síndrome de fragilidad —condición geriátrica caracterizada por una disminución de las reservas fisiológicas y la resistencia al estrés que aumenta la vulnerabilidad a eventos adversos como caídas, discapacidad o la propia muerte— es especialmente prevalente en este grupo poblacional. Por tanto, la prevención debe ser uno de los pilares básicos en nuestras consultas. Para ello, diferentes herramientas de cribado o tamizaje nutricional sirven de guía incluso en estadios muy iniciales.

“La atención en este grupo de población es, en muchas ocasiones, precaria y esta influye directamente en la calidad de vida del adulto mayor. Desde ASNADI queremos hacer un llamamiento a los profesionales de la nutrición para que, de manera eficaz, optimicemos las pautas nutricionales de nuestros mayores y les prestemos la atención que se merecen”

ASNADI da un paso al frente y establece las claves para una Evaluación Nutricional en la Tercera Edad efectiva 
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