GE Enfermedad celíaca. Coordinadora: Dany Faccio
Participantes: Julia Cisneros
Participantes: Julia Cisneros
Introducción
Cuando nos diagnostican una patología relacionada con el gluten, como la enfermedad celíaca o la sensibilidad al gluten, nos indican que debemos llevar una dieta sin gluten para toda la vida. Sin embargo, en los últimos años este patrón de alimentación se ha hecho mucho más popular entre personas sin este diagnóstico y evitar el gluten se recomienda desde muchas consultas sanitarias, medios de comunicación y personas influyentes a través de las redes sociales. ¿Para quién es y para quién no es la dieta sin gluten? Si no tienes celiaquía ni sensibilidad, ¿es peligroso comer sin gluten? ¿Qué debes hacer si notas que el gluten te sienta mal? En este artículo, veremos en qué consiste la dieta sin gluten, a quiénes ayuda y con qué dificultades nos encontramos en el día a día para poder comer sin gluten con seguridad.
Qué es la dieta sin gluten y qué alimentos incluye
El gluten es un conjunto de proteínas (una prolamina y una glutelina) que se encuentran en algunos cereales: el trigo, la cebada y el centeno son los más frecuentes en nuestra alimentación, pero también lo encontramos en la espelta, el kamut y el triticale. Una dieta sin gluten excluye estos cereales que se encuentran de manera amplia en los productos procesados en el mercado. Así, tienen gluten los alimentos cuya materia prima principal es alguno de estos cereales, como el pan, la pasta o la repostería tradicionales, pero también otros productos procesados en los que estos cereales son ingredientes secundarios o se encuentran de manera accidental fruto del contacto cruzado con gluten, como muchos helados, salsas, chocolates y platos preparados.
Por suerte para las personas celíacas o sensibles al gluten, hay una gran cantidad de alimentos que son sin gluten por naturaleza y que, además, permiten llevar una alimentación nutritiva, saludable y flexible. Las frutas, verduras, legumbres, carnes, pescados y huevos no contienen gluten. Además, hay cereales y pseudocereales que son sin gluten por naturaleza, como el arroz, el maíz, la quinoa, el trigo sarraceno (que no es un trigo), el teff y el sorgo. De esta manera, la dieta sin gluten se basa en todos estos alimentos.
Además, en el mercado encontramos numerosos productos procesados que se han reformulado y elaborado en condiciones de seguridad alimentaria adecuadas para garantizar que contienen menos de 20 miligramos de gluten por kilogramo de producto, también conocido como “partes por millón” o ppm. Este es el umbral de seguridad adecuado para la inmensa mayoría de las personas que necesitan llevar una dieta sin gluten y, por lo tanto, todo alimento con menos de 20 ppm es considerado “sin gluten” según el reglamento vigente en la Unión Europea.
Cuándo debes seguir una dieta sin gluten
La dieta sin gluten es el único manejo posible de las patologías relacionadas con esta proteína, que son tres:
- La enfermedad celíaca.
- La sensibilidad al gluten o al trigo no celíaca.
- La alergia al trigo.
Antes de reducir o retirar el gluten de tu dieta, es muy importante que te asegures de que un médico especialista de digestivo (en el caso de la celiaquía y de la sensibilidad) o un alergólogo (en el caso de la alergia) te ha diagnosticado correctamente. El diagnóstico de estas enfermedades es muy complejo y reducir el gluten de la dieta podría falsear los resultados de las pruebas necesarias, incluso si se reintroduce de nuevo.
Cuándo no retirar el gluten de tu dieta
Aunque el gluten no es imprescindible para la vida, la realidad es que hay situaciones en las que iniciar una dieta sin gluten puede ser contraproducente. Por ello, ten en cuenta estos aspectos si te estás planteando comer sin gluten:
No retires ni reduzcas el gluten de tu dieta antes de que te descarten enfermedad celíaca
A pesar de que tiene unos criterios diagnósticos muy bien especificados a través de los protocolos diagnósticos y las guías clínicas, la celiaquía es una patología muy difícil de diagnosticar. Esto puede justificar, en parte, una tasa de infradiagnóstico estimada de entre el 50 y el 70% (según distintas guías). Es decir: más de la mitad de las personas celíacas no saben que lo son. El diagnóstico de esta patología se realiza por parte de un médico de digestivo que esté especializado en enfermedad celíaca, ya que esto favorece su sospecha, la realización de las pruebas de manera adecuada y su correcta interpretación. Además, existen técnicas avanzadas que permiten el diagnóstico de la enfermedad celíaca en los casos dudosos y que no se encuentran disponibles en todos los centros.
Por si fuera poco, el diagnóstico se complica enormemente cuando la persona hace un consumo reducido de gluten y es por ello que nunca debes hacer este tipo de cambios en tu alimentación sin asegurarte de que te han descartado correctamente la enfermedad antes. Si tienes dudas al respecto, pide una segunda opinión a un equipo médico especializado en la materia.
Si tienes un familiar con celiaquía y tú no tienes un diagnóstico, no hagas dieta sin gluten
Para facilitar la logística familiar, es muy frecuente que en las familias con algún miembro celíaco se reduzca o elimine el consumo de gluten para todos los convivientes. Aunque esto ayuda mucho a minimizar los riesgos de contacto cruzado en casa y, con ello, salvaguardar la seguridad de la persona celíaca, supone un riesgo para sus convivientes.
De nuevo, no hay una necesidad biológica de consumir gluten. Sin embargo, los familiares de primer grado (ascendencia, hermanos y descendencia) de las personas celíacas son grupo de riesgo de la enfermedad y necesitan llevar un seguimiento para que, en caso de que en algún momento desarrollen celiaquía, se los pueda diagnosticar. Si estas personas no consumen gluten de manera habitual, el cribado periódico no será todo lo fiable que nos gustaría.
Una manera sencilla de mantener el gluten en tu dieta si convives con una persona celíaca es incluirlo cuando no compartas mesa con ella: con frecuencia, es fácil incluir pan con gluten en el desayuno, las medias mañanas o las meriendas. Otras personas optan por incluir la pasta con gluten, ya que es un tipo de producto que se desmiga menos y, con los cuidados adecuados a la hora de cocinar, puede resultar más cómodo para algunas familias.
Si te encuentras en esta situación y no sabes cómo mantener el gluten en tu alimentación sin poner en riesgo a tu familiar con celiaquía, te recomendamos que consultes con una dietista asociada ASNADI que esté especializada en patologías relacionadas con el gluten.
La dieta sin gluten no es para ti solo por tener distensión, hinchazón o pesadez en las digestiones
Los síntomas digestivos son comunes a muchas situaciones orgánicas o funcionales. No hay ningún síntoma que sea exclusivo o característico de la enfermedad celíaca o de la sensibilidad al gluten o al trigo no celíaca, por lo que no todos los problemas que tengan lugar a nivel digestivo se deberán al consumo de esta proteína. De nuevo, antes de hacer cambios en tu dieta, es importante que un médico especializado identifique si el problema está causado por el gluten o se puede deber a otra cosa.
Si sientes que el gluten te sienta mal o que cuando reduces su consumo notas una mejoría, no hagas dieta sin gluten por tu cuenta
Por la manera en la que incluimos el gluten en la alimentación, es muy difícil saber si es esto lo que nos está sentando mal. La mejoría al retirar el gluten de la dieta puede deberse a varias causas:
- El gluten forma parte de una serie de cereales que contienen otros compuestos que pueden provocar síntomas digestivos en otras patologías que nada tienen que ver con la celiaquía o la sensibilidad al gluten no celíaca. Al reducir estos cereales de nuestra dieta, no solo estamos evitando el gluten, sino también esas otras partes de estos cereales y, por lo tanto, es difícil discernir a qué se debe la mejoría.
- Con frecuencia, con el objetivo de consumir menos gluten, se cambia el patrón de alimentación en general y se incluye con más frecuencia alimentos densos nutricionalmente y menos procesados. Una mejoría en el patrón de alimentación puede contribuir a un mejor estado de salud digestivo y general, pero la causa de la mejoría no tendría relación con el contenido en gluten de la dieta, sino con llevar una alimentación más variada y saludable.
- Hay veces en las que, efectivamente, es el gluten lo que nos hace daño, en cuyo caso necesitamos mantenerlo en la dieta para poder llegar a un diagnóstico. No es de extrañar que haya personas que realmente mejoran con la dieta sin gluten a pesar de no tener un diagnóstico teniendo en cuenta la gran tasa de infradiagnóstico que presenta la enfermedad celíaca por lo que, efectivamente, puedes tener celiaquía y no saberlo.
Si tienes que hacer dieta sin gluten, ¿por qué es tan importante que sea de forma estricta?
A lo largo de este artículo, hemos insistido mucho en la necesidad de tener un diagnóstico antes de iniciar la dieta sin gluten y esta consideración se basa en que, quienes tienen una patología relacionada con el gluten, necesitan llevar la dieta de manera estricta. Cuando la persona no cuenta con un diagnóstico adecuado, la experiencia demuestra que no se lleva a cabo la dieta de forma estricta, lo cual puede suponer un problema si realmente tenemos enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten no celíaca y lo desconocemos.
La celiaquía es una enfermedad sistémica inmunomediada que se presenta en individuos genéticamente susceptibles y que está provocada por las prolaminas del gluten y otras prolaminas asociadas. Ante la ingesta de estas sustancias, el sistema inmunológico de las personas con celiaquía las reconoce como un patógeno del que se debe defender, genera una respuesta inflamatoria y ataca al propio organismo. En ese proceso, se dañan las vellosidades intestinales, lo cual dificulta la absorción de los nutrientes y, con ello, puede provocar déficits nutricionales que tengan efectos en otras partes del cuerpo más allá del tubo digestivo. Entre otras cosas, en las personas con celiaquía que consumen gluten, se puede observar problemas de anemia, infertilidad, fracturas óseas, retrasos del crecimiento, menopausia precoz, elevación de las transaminasas hepáticas o neuropatías periféricas. Además, esta activación exagerada del sistema inmunológico puede favorecer el desarrollo de otras enfermedades autoinmunes.
Es importante tener en cuenta que todas estas consecuencias ante las transgresiones dietéticas tienen lugar independientemente de los síntomas que presenten las personas celíacas ante el consumo de alimentos con gluten. Esto tiene dos consecuencias importantes:
- Las personas con este diagnóstico deben hacer la dieta estricta sin gluten a pesar de no presentar síntomas al ingerirlo.
- La ausencia de síntomas no es garantía de una adherencia correcta a la dieta.
Por ello, es importante que tus esfuerzos se centren en evitar el gluten de tu dieta y que lleves un seguimiento periódico con tu médico de digestivo y tu dietista especializados en la materia.
El gluten no solo está en los etiquetados
Cuando iniciamos la dieta sin gluten, necesitamos aprender a identificar en qué alimentos se encuentra esta proteína. Como veíamos antes, hay una serie de alimentos sin gluten por naturaleza que formarán la base de nuestra alimentación y otros muchos productos identificados como “sin gluten” que nos permiten comer de manera variada, disfrutar de los distintos aspectos de la gastronomía y no sentir una restricción muy importante en nuestro día a día.
Sin embargo, comer sin gluten va más allá de los alimentos que incluimos: la presencia de esta proteína en nuestra comida se puede producir de manera inadvertida debido a la manipulación de los alimentos en la industria alimentaria, en nuestras cocinas y al salir a comer fuera de casa.
Por otro lado, nuestro día a día incluye varias comidas que probablemente se produzcan en su mayoría en nuestra casa pero que, en muchas situaciones, nos requiere comer fuera. Ya sea por trabajo, en el comedor escolar, de viaje o en eventos sociales, lo cierto es que hay muchas situaciones en las que tenemos la necesidad o queremos disfrutar de comidas fuera de nuestra casa. Por si fuera poco, la inmensa mayoría de nuestras celebraciones (bodas, cumpleaños, navidades, etc.) se producen en torno a la comida y, de hecho, muchas fiestas populares tienen sus propios platos típicos. En estas situaciones, la dieta sin gluten supone un condicionante importante para las personas celíacas o sensibles que, con todo el derecho y muy comprensiblemente, quieren seguir disfrutando de estos eventos como lo han hecho siempre.
Con todos estos condicionantes, las personas con patologías relacionadas con el gluten necesitan aprender de nuevo a leer los etiquetados, a cocinar de manera nutritiva y rica, a organizar sus eventos sociales teniendo en cuenta qué va a pasar con su comida y a planificar de manera pormenorizada los viajes. Todo esto puede resultar abrumador y una gran carga mental si no se cuenta con la educación nutricional y el apoyo social necesarios, lo cual puede repercutir en la calidad de vida y en la salud mental.
Por qué es tan difícil hacer la dieta sin gluten
Está muy extendida la creencia de que comer sin gluten pasa por comprar productos etiquetados como tales y evitar aquellos que se basan en los cereales con gluten: pan, pizza, galletas, pasta y otros productos elaborados tradicionalmente con harina de trigo. Sin embargo, la dieta sin gluten cuenta con una serie de dificultades importantes:
- La lectura del etiquetado es una tarea compleja: aunque en el mercado encontramos muchos productos identificados como aptos para celíacos, otros muchos generan duda y confusión entre el colectivo celíaco, de tal manera que, por exceso o por defecto, se cometen errores a la hora de hacer la compra.
- El contacto cruzado es una amenaza silenciosa: aunque se elija correctamente los ingredientes, al almacenarlos o manipularlos en la cocina y en la mesa, pueden entrar en contacto directa o indirectamente con otros alimentos con gluten y dejarlos inservibles para los celíacos.
- La oferta de restauración segura para celíacos es muy limitada: hoy en día, el grueso de la hostelería no cuenta con los conocimientos, habilidades e instalaciones para ofrecer opciones sin gluten con total seguridad. La situación es grave dado que, en general, el sector de la restauración no es consciente de su ignorancia en la materia y ofrece comidas a personas celíacas a pesar de la falta de seguridad alimentaria especializada.
- La vida sin gluten es distinta en distintas partes del mundo: el etiquetado, los productos disponibles y la oferta de restauración varían de unos lugares del mundo a otros e incluso en un mismo país, donde encontramos mejor oferta en las ciudades grandes que en las pequeñas o en los pueblos.
- Se pierde espontaneidad: comer sin gluten de manera segura y de calidad, especialmente al hacerlo fuera de casa, requiere de planificación y deja muy poco margen a la improvisación.
- La carga mental: estar tan pendientes de tantas cosas y la dificultad para confiar en el criterio propio y en la gestión de las comidas por parte del entorno provoca fatiga mental entre los celíacos y sus cuidadores, en el caso de los menores.
- La incomprensión y las limitaciones de la vida social: no contar con un entorno comprensivo y flexible favorece el aislamiento social de las personas con celiaquía.
- La barrera económica: llevar la dieta sin gluten supone un sobrecoste anual estimado de más de 1.000€ que, en núcleos familiares con más de un miembro diagnosticado, se multiplica por el número de personas con enfermedad celíaca. Además, en los estudios económicos no se tiene en cuenta otras repercusiones económicas debido a los condicionantes sociales, laborales o educativos que puede suponer la necesidad de llevar una dieta sin gluten.
Aunque en los próximos artículos ahondaremos en detalle en cada una de estas áreas, cabe destacar que hasta el 30% de los celíacos más motivados cometen transgresiones en la dieta de manera inadvertida. Además, cabe destacar que las patologías relacionadas con el gluten tienen una característica muy particular y es que la responsabilidad del manejo de la dieta no recae únicamente sobre el paciente, sino que, en muchas ocasiones, estos pacientes dependen de que otras personas cocinen para ellos.
Ponte en manos de una dietista ASNADI especializada en patologías relacionadas con el gluten
El manejo de la enfermedad celíaca y de la sensibilidad al gluten no celíaca es exclusivamente dietético y, por ello, las técnicas superiores en dietética son profesionales sanitarias de referencia para llevar a cabo la educación nutricional correspondiente. Además, dado que el manejo de estas patologías es complejo, se hace necesaria una especialización en la materia.
Si tienes una patología relacionada con el gluten, una dietista que centre su trabajo en estas condiciones crónicas podrá ayudarte a adquirir los conocimientos, habilidades y recursos necesarios para que puedas desenvolverte en el manejo de tu dieta sin gluten con soltura, tranquilidad y seguridad. En el momento del diagnóstico, abordará contigo las siguientes áreas:
- Características de tu patología e implicaciones dietéticas
- Alimentos sin gluten y etiquetado
- Dieta sin gluten saludable y prevención de déficits nutricionales
- Prevención del contacto cruzado con gluten
- Vida social y comer sin gluten fuera de casa
- Viajar sin gluten
- Repercusiones socioeconómicas
Además, participará en el seguimiento que necesitas para toda la vida, junto con tu médico de digestivo. Su labor estará centrada en:
- – Valorar tu estado nutricional
- – Monitorizar tu adherencia a la dieta sin gluten y solventar carencias
- – Evaluar tu patrón de alimentación
- – Abordar nuevos retos de la dieta sin gluten que aparezcan a lo largo de tu vivencia
- – Resolver tus dudas
- – Detectar riesgos y complicaciones físicas y psicosociales
Aunque la dieta sin gluten es muy compleja de hacer, un correcto seguimiento y apoyo dietético especializado puede ayudar a detectar de manera precoz las posibles transgresiones o dificultades a la hora de adherirse a ella y minimizar los riesgos a medio y largo plazo de la exposición continuada al gluten.
Conclusiones
La enfermedad celíaca y la sensibilidad al gluten o al trigo no celíaca requieren de una dieta estricta sin gluten, sin transgresiones y sin excepciones. Este patrón de alimentación debe basarse en alimentos sin gluten por naturaleza. Llevarlo a cabo en el día a día es una tarea compleja porque su manejo abarca muchas áreas más allá de la elección de los alimentos e involucra al entorno de las personas con estas patologías y a los profesionales de la industria alimentaria y la restauración. La educación nutricional por parte de una dietista especializada en esta materia favorece la adherencia a la dieta, la sensación de autonomía del paciente y minimiza el riesgo de aislamiento social, ansiedad, déficits nutricionales y complicaciones asociadas a las transgresiones dietéticas. Gracias a ello, las personas con celiaquía y sensibilidad pueden llevar una buena calidad de vida con mejor salud.
Si sientes que la vida sin gluten no tendría que ser tan difícil, contacta con ASNADI para referirte a una dietista especializada en la materia que te ayude a manejarte con la confianza de que estás cuidando de tu salud como deseas.

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2 comentarios
Muy interesante!!! Sobre todo por lo que comentáis, que es un patron alimentario que está de moda y no corresponde que lo realice cualquier persona. De todas formas me gustaría si pudieran redactar acerca de la asociación de la Enfermedad Celíaca con el Hipotiroidismo autoinmune, en mi trabajo final he estado investigando y parece ser que hay asociación, debido a que, como comentan vosotros en el artículo, es otra enfermedad autoinmune que si no está controlada puede desencadenar otras enfermedades autoinmunes en personas genéticamente susceptible. Un saludo y gracias!!! Me encantó el artículo.
Muy interesante!!! Sobre todo por lo que comentáis, que es un patron alimentario que está de moda y no corresponde que lo realice cualquier persona. De todas formas me gustaría si pudieran redactar acerca de la asociación de la Enfermedad Celíaca con el Hipotiroidismo autoinmune, en mi trabajo final he estado investigando y parece ser que hay asociación, debido a que, como comentan vosotros en el artículo, es otra enfermedad autoinmune que si no está controlada puede desencadenar otras enfermedades autoinmunes en personas genéticamente susceptible. Un saludo y gracias!!! Me encantó el artículo.