Participan: Ana Moreno Peña, Cantia Gutiérrez Cantero, José Ramón Muñoz Valero, Mª Francisca Martínez Ojea, María Mar López Peñalver y Rosalía Boncompte Balagué.



- Alteraciones de la estructura muscular: La calidad muscular depende de la adecuada producción y utilización de ATP. Este proceso se ve alterado debido al mal funcionamiento mitocondrial asociado a la edad.
- Inactividad física: La falta de ejercicio regular, especialmente el entrenamiento de resistencia puede acelerar la pérdida de masa y fuerza muscular.
- Desnutrición: Una dieta insuficiente en proteínas y otros nutrientes esenciales afecta negativamente la síntesis y reparación muscular. Es crucial una ingesta adecuada de proteínas de alta calidad, ácidos grasos omega-3 y vitamina D2.
- Inflamación crónica: La inflamación sistémica, común en muchas enfermedades crónicas, acelera la degradación muscular y dificulta la regeneración de los tejidos.
- Estrés crónico: El estrés prolongado puede aumentar los niveles de cortisol, una hormona que en exceso contribuye a la pérdida de masa muscular.
- Cambios hormonales: La disminución de hormonas anabólicas como la testosterona y el estrógeno con la edad puede afectar negativamente a la masa muscular.
- Factores psicosociales: El aislamiento social, la depresión y otros factores psicológicos pueden reducir la motivación para mantenerse activo y seguir una dieta adecuada.
- Toma de medicamentos: que afectan al apetito o que favorezcan la mala alimentación, que dificulten la actividad física.

- Enfermedades Pulmonares (EPOC): Está interrelacionada con la sarcopenia de manera compleja. La sarcopenia reduce la fuerza de los músculos respiratorios, dificultando la respiración y disminuyendo la capacidad pulmonar, además de limitar la capacidad de ejercicio y promover un estilo de vida sedentario que agrava la función pulmonar. La inflamación crónica, común en ambas condiciones, acelera la degradación muscular y dificulta la regeneración de tejidos, mientras que la desnutrición, frecuente en estos pacientes, afecta negativamente la masa muscular y la función pulmonar. Factores psicológicos y sociales, como el estrés crónico, también juegan un papel crucial, exacerbando ambas condiciones y disminuyendo la calidad de vida, lo que resulta en fatiga, debilidad y dificultad para realizar actividades diarias. Un enfoque integrativo que considere estos factores es esencial para el manejo efectivo de la sarcopenia y las enfermedades pulmonares crónicas.
- Las enfermedades cardiovasculares, como: la insuficiencia cardíaca, la cardiopatía isquémica y la hipertensión. Todas estas enfermedades están estrechamente relacionadas con la sarcopenia, y esta conexión puede ser bidireccional. La insuficiencia cardíaca y la cardiopatía isquémica pueden reducir el flujo sanguíneo a los músculos, limitando el suministro de oxígeno y nutrientes esenciales, lo que contribuye a la pérdida de masa y fuerza muscular. Además, la inflamación crónica asociada con estas enfermedades acelera la degradación muscular y dificulta la regeneración de los tejidos. El sedentarismo, común en pacientes cardiovasculares debido a la fatiga y la disnea, es un factor clave en el desarrollo y progresión de la sarcopenia. La desnutrición, frecuente en estos pacientes, contribuye a la sarcopenia, creando un ciclo vicioso que afecta negativamente a la salud general del paciente. El estrés crónico, puede exacerbar tanto las enfermedades cardiovasculares como la sarcopenia, aumentando la inflamación sistémica y los niveles de cortisol, lo que agrava aún más estas condiciones.
- Diabetes Tipo 2: Es una enfermedad metabólica crónica que aumenta el riesgo de sarcopenia debido a la resistencia a la insulina, que afecta negativamente el metabolismo muscular, y a la inflamación crónica, que acelera la degradación muscular. Al disminuir la masa muscular, también existe un aumento relativo en la masa grasa y, como consecuencia a estos cambios, en la composición corporal ocurre un aumento en la incidencia de resistencia a la insulina. La desnutrición, común en la diabetes, también contribuye a la pérdida de masa muscular. Además, el estrés crónico y los factores psicosociales pueden exacerbar ambas condiciones, aumentando los niveles de cortisol y la inflamación sistémica.
- Osteoporosis: La relación con la sarcopenia es multifacética. La pérdida de masa y fuerza muscular, característica de la sarcopenia, aumenta el riesgo de caídas y fracturas, lo que agrava la osteoporosis. El estrés crónico, por ejemplo, puede elevar los niveles de cortisol, una hormona que en exceso puede debilitar tanto los músculos como los huesos. Además, la inflamación crónica, común en ambas condiciones, puede acelerar la degradación ósea y muscular. La desnutrición, que afecta negativamente la salud ósea y muscular, también juega un papel crucial. Un enfoque integrativo que considere estos factores y mejore la calidad de vida es esencial para la prevención y reducción del riesgo de caídas y fracturas. Este vínculo ha llevado a identificar esta situación combinada llamada Osteosarcopenia, que destaca la importancia de abordar ambas.
- Cáncer: La sarcopenia es común en pacientes con cáncer debido a la inflamación crónica, el estrés metabólico y los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos. La inflamación sistémica acelera la degradación muscular y dificulta la regeneración de los tejidos, mientras que la desnutrición, consecuencia de la disminución del apetito y la absorción de nutrientes, agrava la sarcopenia. Además, el estrés crónico y los factores psicosociales pueden exacerbar ambas condiciones, aumentando los niveles de cortisol y contribuyendo a la resistencia a la insulina.
- Enfermedades Renales Crónicas: La inflamación sistémica, común en la insuficiencia renal crónica, acelera la degradación muscular y dificulta la regeneración de los tejidos. Además, la desnutrición, resultado de una dieta inadecuada y la pérdida de apetito, agrava la pérdida de masa muscular.
- Artritis Reumatoide: La inflamación crónica y el dolor puede llevar a una disminución significativa de la actividad física, lo que contribuye a la pérdida de masa muscular. Esta condición, conocida como caquexia reumatoide, se ve agravada por la inflamación sistémica que acelera la degradación muscular y dificulta la regeneración de los tejidos. Además, el dolor constante y la rigidez limitan el movimiento, exacerbando la pérdida muscular.

- Corticosteroides: El uso prolongado de estos medicamentos puede causar pérdida de masa muscular debido a sus efectos catabólicos, que descomponen el tejido muscular.
- Estatinas: Medicamentos para reducir el colesterol, pueden tener efectos secundarios que incluyen toxicidad muscular. Esto puede acelerar la pérdida de masa y fuerza muscular, manifestándose inicialmente como dolor muscular y, en algunos casos, elevación de las transaminasas (GPT/ALT) meses después de iniciar el tratamiento, lo que a menudo no se asocia inmediatamente con el uso del fármaco.
- Diuréticos: Estos fármacos pueden causar desequilibrios electrolíticos, como la pérdida de potasio y magnesio, que son esenciales para la función muscular adecuada, contribuyendo así a la debilidad muscular.
- Antidepresivos: Algunos antidepresivos pueden tener efectos secundarios que incluyen debilidad muscular, lo que puede agravar la sarcopenia.
- Cuestionario SARC-F: Este cuestionario es una herramienta de cribado rápida y sencilla que evalúa la fuerza, la asistencia para caminar, levantarse de una silla, subir escaleras y caídas recientes. Una puntuación total mayor a 4 puntos indica probable sarcopenia.

- Velocidad de la marcha: Medir la velocidad al caminar es un indicador clave de la función muscular. Una velocidad de marcha lenta puede ser un signo de sarcopenia.

Fuente: Elaboración propia. Basado en RIOSECO S, P., RUBILAR V, M., ADRIAZOLA S., L., & GÓMEZ C., D. (2021). Correlaciones entre el test de velocidad en 4 metros y el test de caminata en 6 min en enfermos respiratorios crónicos. Revista Chilena De Enfermedades Respiratorias, 37(2), 115–124. Recuperado a partir de https://revchilenfermrespir.cl/index.php/RChER/article/view/991
- Aspectos a evaluar: Se deben considerar el estado general del paciente, la postura, y cualquier dificultad para caminar. Velocidad de marcha: La velocidad promedio de marcha en adultos mayores es de aproximadamente 0.94 m/s. Una velocidad de marcha menor a 0.8 m/s puede llevar a la pérdida de la capacidad de marcha funcional fuera del hogar.
- Fuerza de prensión manual (Dinamómetro): Utilizando un dinamómetro, se mide la fuerza de agarre de la mano. Una fuerza de presión baja es un indicador de sarcopenia.


- Bioimpedancia eléctrica (BIA): La BIA es una técnica no invasiva que estima la composición corporal, incluyendo la masa muscular y la masa grasa. Funciona midiendo la resistencia del cuerpo al paso de una corriente eléctrica de baja intensidad. A la hora de obtener una medición de bioimpedancia fiable se debe tener en cuenta algunas condiciones que pueden afectar a los resultados y dar datos no fiables. Como son:
-
a) Hacer la medición con vejiga e intestinos vacíos para reducir las fluctuaciones del contenido de líquido corporal.
- b) No se debe comer 3-4 horas antes, y evitar beber grandes cantidades.
- c) No se debe consumir alcohol ni cafeína en las horas previas a la prueba, ya que pueden deshidratar el cuerpo y distorsionar los resultados.
- d) No tomar más medicación diurética de la habitual.
- e) Se deben retirar objetos metálicos que distorsionen las mediciones.
- f) No se debe medir si se tiene marcapasos.


- Circunferencia de la pantorrilla: Es un indicador importante para evaluar la sarcopenia en ancianos. Se mide en la parte más prominente de la pierna. Un valor menor a 29 cm puede indicar desnutrición y sarcopenia.

- Evaluación física: Incluye pruebas de levantarse de una silla, subir escaleras y otras actividades que evalúan la fuerza y la resistencia muscular.
- Evaluación nutricional: Hay que hacer una evaluación precisa y personalizada de la dieta del paciente para asegurar una ingesta adecuada de proteínas, vitaminas y minerales esenciales para la salud muscular.
- – Recogida de ingesta de las últimas 24h.
- – Realizar la escala Mini Nutritional Assessment (MNA).
- – Valoración del gasto energético: aplicaría la ecuación de Harris-Benedict para estimar el gasto energético basal y ajustar las necesidades proteicas.
- – Identificación de Factores de Riesgo: consideraría factores como la anorexia geriátrica, problemas gastrointestinales que le frene a tomar según qué alimentos, aversiones y preferencia alimentarias, exclusión de alimentos por indicación en algunas patologías, problemas dentales, y hábitos alimentarios desorganizados que puedan afectar la ingesta.

Fuente: Elaboración propia. Adaptado de “Sarcopenia: revised European consensus on definition and diagnosis” de Alfonso J Cruz-Jentoft, January 2019, Age and Ageing, Volume 48, Issue 1 https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30312372/

Microbiota Intestinal: La disbiosis intestinal en los adultos mayores puede contribuir a la resistencia anabólica y la inflamación crónica, afectando negativamente la síntesis de proteínas musculares.
(Strategies to Prevent Sarcopenia in the Aging Process: Role of Protein Intake and Exercise)



Distribución: Es importante distribuir la ingesta de proteínas a lo largo del día, con cada comida conteniendo más de 20 g de proteínas para optimizar la síntesis de proteínas musculares.
(https://nutricion.org/portfolio-item/proteina-animal/)






ASNADI sensibilizados con las comorbilidades más frecuentes del adulto mayor. Hablemos de SARCOPENIA.
© 2024 by Grupo de Especialización Tercera Edad
ASNADI is licensed under CC BY-NC-SA 4.0